viernes, 26 de octubre de 2007

DIALOGOS CUASISOCRATICOS (1)

SOLIDEZ MORAL ANTE LA FATALIDAD DEL DESAMPARO

Zorbas: En las sociedades actuales, donde la información ha pasado a ser un fenómeno de masas y sin control (ya se anuncian intentos de controles al pretender limitar los blogs en internet, y precisamente tenían que venir de la llamada nueva izquierda italiana), los seres humanos somos presa de posibles debilidades morales que pueden poner en peligro nuestras convicciones; convicciones que, por otro lado, creíamos y presumíamos de sólidas. Y así, basta un pequeño matiz, basta un absurdo hecho, para hacernos dudar de lo correcto y de lo incorrecto; de lo moralmente aceptable o inaceptable.
Frank: Eso que comentas demuestra dos cosas; una, que el sujeto que sufre estas dudas morales no es un ser que podría considerarse suficientemente maduro (la madurez es un árbol de principios morales; y mientras más sólidos sean éstos, más elevado será el árbol de la madurez: la madurez nada tiene que ver con la edad sino con la moral); y aunque tengas la edad que tengas nunca comprenderás lo duro que es el que la realidad que vivimos, directa o indirectamente a través de la enorme cantidad de información que nos llega constantemente no nos afecte a la estructura moral de nuestro árbol vital. Porque la información que nos llega, además de su enormidad viene contaminada; por intereses económicos, políticos o sociales: la información es parcial siempre, porque está hecha y comunicada por hombres...
Zorbas: Ahora se entiende la debilidad de muchos seres humanos: no tienen un árbol vital sólido, capacidad que es difícil de alcanzar dados los estereotipos que circulan como ganadores en las sociedades actuales...
Frank: Efectivamente. La modernidad ha impuesto como valor el llegar a la cima al precio que sea; da igual el camino; da igual si hubo escrúpulos o no; da igual si se hizo daño o no... Lo importante, lo que se premia, es alcanzar la cima: llegar a lo más alto y en primer lugar.
Zorbas: ¿Y qué podemos hacer los débiles de convicciones en este mundo que funciona con esos mecanismos tan potentes de podredumbre humanas?
Frank: Mi experiencia vital me dice que mientras más sólidos son nuestros principios morales, aquel árbol de la madurez, mayor será nuestra capacidad de sobrevivir con esperanzas en este mundo. Pero para ello se necesitan sólidas y potentes convicciones morales; de lo contrario, las dudas nos harán débiles y presas de la fatalidad del desamparo.
Zorbas: El problema es que la mayoría de la humanidad no dispone de esas sólidas convicciones morales que refuercen su debilidad ante la fatalidad y el desamparo.
Frank: Ciertamente, y eso lo saben los poderosos. Y no sólo lo saben; a su crecimiento dedican gran parte de su poder. Por eso la moral oficial normalmente es amoral: los poderosos no permiten que los ciudadanos sean sólidos moralmente; porque de serlos, los serían sus pueblos. Y nada hay más enemigo del poderoso que el que un pueblo, al que pretende gobernar, sea sólido moralmente. Eso supondría para ellos el final de su incompetencia y el final de su vanidad. Y sin vanidad no hay poder. Y sin incompetencia no hay poderoso.