jueves, 3 de enero de 2013

Y CREÍ VOLAR...

Hacía frío en la mañana primera y el mar era negro... Pero fue divisar la bahía de Málaga, a lo lejos, bajando los montes de Mijas, cuando los celestes rotos del cielo blanco iluminaron -de repente y con fuerza- los contornos... 
Y creí volar en alturas imposibles por encima de la piedra que dibujaba los límites del mundo...

Quizás sólo fue un deseo de plenitud de sosiego y de bienestar -esas cosas apenas sentidas en los últimos tiempos- pero por un momento sentí de golpe toda la vida...


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