viernes, 18 de enero de 2013

SOMOS TONTOS DE CAPIROTE

Ayer oímos a la Cospe (no la Cope, aunque se le parezca en casi todo) que Bárcenas hace tiempo que ya no es militante siquiera del PP...
Nos siguen tomando por tontos...
Hoy, tras la denuncia de El Mundo (ese otro infumable medio cargado siempre de ira fullera), ya se ha adelantado de nuevo la Cospe a decir que no le consta lo de los sobresueldos...
Reitero: nos siguen tomando por tontos...
Ahora se va entendiendo todo: hicieron las "reformas", como la laboral (básicamente, para despedir más barato); la sanitaria, para privatizarla y otro negocio para amigos como el ex de sanidad de Madrid; la de educación, para otros amigos del Opus, etc)... Aprobaron la amnistía fiscal para sus amigos, como Bárcenas (pero que sigue con dinero en Suiza, un patrimonio que nadie sabe cómo se ha fraguado por su elevado importe); sobresueldos en negro que les permite comprar áticos a través de paraísos fiscales, etc... 
Y, por último, se cargaron a Garzón, el juez que les podía ahora buscar las cosquillas... Y para que sea difícil buscárselas, crearon tasas judiciales abusivas para los recursos...
Todo cuadra para que nos sigan tomando por tontos... Muchos se alegrarán (siempre hay mediocres, esos que salen a la palestra mediática constantemente a decir memeces); pero yo no creo que alegrarse por estas noticias sea lo más oportuno. Es un momento muy delicado para la democracia española, donde ya se pone en peligro la cohesión social: un país con 6 millones de parados no puede consentir que su clase dirigente sea golfa, tome por tontos a sus ciudadanos y no dimitan ni vean la cárcel... ¿Con qué moral pedirán esfuerzos colectivos?
Pero lo peor de todo este espectáculo colectivo es que no sólo no pasará nada, sino que me temo que volverán a ganar las siguientes elecciones con mayoría absoluta otra vez. Y es que nos toman por tontos, con razón; quizás son expertos en la historia de España y saben que el español medio sigue siendo pícaro, inmoral, fullero, "chiquilicuatre", egoísta, vago, y dispuesto siempre a engañar a todo lo público para ahorrarse dos duros o para robarle tres...
Llevan razón, pues: somos tontos de capirote... Pero sobre todo, somos unos impresentables ciudadanos que no hemos crecido ni madurado colectivamente aún. Y los poderosos lo saben y se aprovechan de esta indecente realidad...
La solución está en nuestras manos; nunca en la de ellos, los aprovechados de esta triste realidad.

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