jueves, 10 de enero de 2013

LA CORRUPCIÓN Y LA DEMOCRACIA

Llevamos mucho tiempo en la sociedad española conviviendo con la corrupción política y de todo tipo, siendo la política la que más daño nos hace... Y sobre esto quisiera hacer algunas reflexiones, puesto que, a veces, nosotros, los débiles y afectados por tanta podredumbre, caemos en el juego de los corruptos y sus tapaderas de todo tipo, fundamentalmente mediáticas... 
Y aquí dejo mis reflexiones al respecto:

1. La democracia no significa que no haya corrupción; siempre habrá corrupción pues es innata a un sistema donde el dinero es el bien más preciado y protegido como derecho privado, más allá incluso que el derecho a la vida (¡en cuántos rincones del mundo la vida no vale nada!)... 

2. La democracia lo que debe garantizar es que cuando haya corrupción se penalice tras condenarla. Y en ese tratamiento de la corrupción es donde está el alto o bajo nivel de democracia de una sociedad; pero la corrupción seguirá existiendo siempre; lo que hay que hacer es garantizar que la democracia la detecte, a la corrupción, y condene, con nombre y apellidos, a los corruptos, y no lo que sucede en España y en muchas otras sociedades cercanas y con frecuencia, que ni la detectan ni, por supuesto si la detectan no sólo no condenan a los corruptos sino que los premian para mayor indecencia colectiva...

3. La democracia es el único sistema capaz de detectar y condenar la corrupción. Por eso es necesaria. Y me duele hacerle el juego a los que quieren acabar con la democracia para seguir siendo más corruptos y a sus anchas... Está en peligro la democracia; los recortes de gasto social público sólo son el comienzo, el principio... Vendrán recortes de derechos ciudadanos después; y si no lo remediamos, intentarán acabar con el único sistema capaz de detectar la corrupción; todos los demás la tapan, la protegen, para seguir obteniendo más riqueza para ellos... 

4. No todos los políticos son iguales. Ni todos corruptos... Hay miles de políticos anónimos, concejales de pueblos, gestores públicos, decentes, escrupulosamente decentes... Y son los más. Pero de ellos nunca se habla; quizás porque hablando de ellos se habla de desarrollo social y moral pública y es mejor hablar de los corruptos, eso que daña la democracia, eso que persiguen... Por tanto, no les hagamos el juego a los de siempre; eso sí, expulsemos de la política a los corruptos, exijamos a las instituciones que cumplan con su deber, pero no metamos a todos en el mismo saco. Y pongamos nombres y apellidos a los corruptos, no generalicemos... Por el bien de todos los decentes y débiles de este país...

5. Los partidos tienen que cambiar de forma de funcionamiento, pero son necesarios... No hay una sola institución que medio funcione en este país y en muchos otros de nuestro entorno. Ninguna: la prensa, hecha unos zorros; las finanzas y las grandes empresas, ni os cuento; la clase empresarial, los sindicatos, las instituciones públicas... Sí, todo está por re-construir, re-generar; pero sólo se habla de la corrupción de los partidos, los sindicatos y los políticos o sindicalistas... ¡Qué casualidad! 
También podíamos hablar de la Iglesia, esa que habla de la moral... ¿Cómo está la Iglesia Católica en España y en el mundo?... 

6. Lo dicho: no puedo soportar que caigamos en el juego de los otros, los enemigos de la democracia; exijamos que se ponga siempre nombre y apellido a los corruptos; y nunca más hablar en plural. En España hay cuatro niveles de administración pública, y miles de empresas públicas; y en todas son más los honestos que los corruptos; pero amplísimamente más... Pero de ellos no interesa hablar... 

En suma -y perdón por el discurso- está en juego la democracia, eso que sólo nos defenderá de los poderosos avaros y de sus corruptelas: por muy mal que funcione no hay otro sistema mejor. Luchemos por preservarla, mejorarla y hacerla más eficaz; y dejemos de hacerles el juego a los enemigos de la democracia; es decir, a nuestros verdaderos enemigos del pasado, del presente y del futuro de todos nosotros...

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