jueves, 17 de enero de 2013

UNA NUEVA ORFANDAD

Ya hemos alcanzado un primer consenso: la crisis no sólo es económica; también moral y política. Y quizás habría que empezar diciendo que la crisis fue primero política (dejación de funciones reguladoras para con los movimientos de capitales meramente especulativos), luego fue crisis moral (los representantes políticos abandonaron sus discursos políticos en nombre de la "realpolitik") y, como consecuencia de todo ello, se produjo una cruel crisis financiera que devino en económica tras los ajustes por los problemas de liquidez y deuda...
En el camino, paro, cierre de empresas y caída de la actividad productiva en el primer mundo, donde se fraguó y estalló la crisis política-moral-financiera-económica... Y entre esas empresas, todo el entramado de negocios y empresas sustentados sobre un exceso de oferta y con directivos frívolos que hacían gala de dos pasos para adelante y el que venga detrás que arree...

Et voilà, por ejemplo, el caso Prisa, referente de empresa independiente y progresista que encabezaba la lucha contra todos los vicios de nuestra incipiente democracia aún... Enfrente, como lo otro, el grupo editorial de El Mundo, liderado por una persona a la que no me resulta fácil definir; en cualquier caso, todo lo contrario de lo que para mí debe ser esa profesión y, sobre todo, la función del periodismo, por ser discreto en mis juicios... Pero hoy he sabido de una triste noticia: Enric González, periodista de EL PAIS que ha sido despedido en el reciente ERE, será fichado por El Mundo. Y digo triste por las razones anteriores.

Lo que no sé es por qué algunos se han alegrado, más allá de la satisfacción de que haya encontrado trabajo tan pronto... Sinceramente, no entiendo por qué se han alegrado; quizás sea por aquello del pasado e infantil del tú no me quieres, pues me voy con el enemigo de enfrente para "joderte". Pero cuando el enemigo de enfrente no está capacitado para acogerte (hablo de la moral), y, además, tiene los mismos o parecidos problemas financieros aún que tu anterior grupo, sólo se hace el ridículo y sólo se consigue un enorme desprestigio profesional.

Evidentemente, todos tenemos un precio; pero para algunos ese precio está ausente de otras cosas más importantes...
¡Qué huérfanos nos vamos quedando los del 52!

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