miércoles, 1 de junio de 2011

AMAR ES LA ETERNA INOCENCIA (F. Pessoa)

No recuerdo quién era aquel que decía que "el que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino". Y es cierto, pues somos lo que perseguimos; y así, gozamos cuando lo alcanzamos, aunque luego siempre nos aparece una cierta decepción, la de toda conquista; es el desencanto de ver que lo real habita siempre en estancias inferiores al pensamiento, al deseo, y/o al sueño... Y también somos desdichados, más allá de este desencanto, en la contrariedad de la derrota... Conclusión: en sólo desear lo alcanzable -y en relativizar su conquista- es donde debe de estar la clave de la felicidad más permanente, más constante o, al menos, para que la desdicha no nos afecte en su constante alianza con el tiempo.

Y así, desde hace ya muchos años, desde que fui consciente del sentimiento del dolor, tanto propio como ajeno, y de los sinsabores, también propios, cercanos, y ajenos (aunque también muy cercanos), desde entonces descubrí que sólo somos lo que perseguimos, y que sólo somos tiempo, el que dedicamos a perseguirnos, el vivido en anhelar deseos, y el tiempo que nos queda por vivir anhelando...
Y ya, con la experiencia de haber vivido lo que he podido vivir, confieso que lo que me queda por vivir lo será sin grandes anhelos, más allá de la tranquilidad de mi conciencia, y no deseando lo que no puedo tener, más allá del amor que profeso a determinadas personas, con la ternura de saber que siempre será lo más hermoso que hubo y habrá en mi vida, junto con una constante pasión por la utopía de la igualdad, de la belleza y de la solidaridad...
Porque sigo pensando que el humanismo es el componente fundamental de la espiritualidad del hombre. Y porque "amar es la eterna inocencia", como decía Pessoa...

http://www.youtube.com/watch?v=MAnKgrWa6Zg

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios