miércoles, 22 de junio de 2011

HAY DÍAS QUE NO ESTAMOS PARA NADA...

Hay días, mañanas, en las que uno no está para nada; ni siquiera para decir que no se está para nada... Son esos días, esas mañanas, en las que amanecemos contrariados de vida, alejados de mundo... Y como Pessoa nos preguntamos: -"¿Qué tengo yo que ver con la vida?"...
Pasan las horas y seguimos contrariados y extraños de vía, de salida, de por qué... Al cabo, una llamada, una noticia, un hecho, nos cambia la mañana, nos reconduce el día, y pasamos página sin saber por qué habíamos amanecido contrariados y alejados de mundo...

Sí, hay días, mañanas, en las que no estamos para nada; aunque sabemos que pronto pasará... Y es cierto; de pronto, sin esperarlo, alguien se nos aparece y nos reconduce en nuestra utopía de vida, cual intentar sobrevivir en esta selva siendo lo más feliz que podamos serlo. Ese alguien forma parte, normalmente, de ese núcleo básico y fundamental de nuestras vidas; eso que llamamos los imprescindibles y que yo reclamo siempre al cien por cien ante mi socorro; quizá en eso soy bastante egoista: a los míos los necesito; y casi siempre les exijo que siempre me necesiten a mí con la misma intensidad, pues en la debilidad de esa necesidad de alguno frente al otro creo que está localizado uno de los grandes motivos de la infelicidad o contrariedad de algunas de las personas más cercanas a nosotros, los llamados imprescindibles, y que nos hacen que muchos días, muchas mañanas, amanezcamos sin ganas de nada, ni siquiera para decir que no se está para nada...

Claro que muchas veces, todas las veces, me digo: -No te quejes tanto, que, a pesar de todos los pesares, eres un privilegiado...
Sólo basta mirarnos en el espejo, aquel espejo borgiano donde nos vemos los miedos y las miserias...

http://www.youtube.com/user/nuncanojamas?feature=mhee#p/a/f/0/WYs-QXjFcvQ

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