jueves, 2 de junio de 2011

EN MI OPINIÓN...

Llevamos varios días con la resaca electoral a cuestas, con unos ciudadanos de izquierdas desencantados con la enorme crisis, el paro, un futuro incierto para nuestros jóvenes y un gobierno desbordado por los acontecimientos, al que la ciudadanía considera como que los ha abandonado a su suerte por falta de coraje político, o, como señalan los más simples analistas, porque se ha vuelto de derechas.
Y en eso se decide que Rubalcaba es el futuro a corto plazo, aunque mejor hubiese sido haberlo hecho antes, dado el calendario electoral y la falta de tiempo para reaccionar ante un electorado tan alejado de la ilusión. Y se habla de un giro a la izquierda, de un discurso nuevo y de nuevas políticas, cuando todos sabemos que nos han dejado a nuestra suerte, imponiéndonos la UE y los poderosos que nos tienen que prestar dinero -por mor de una enorme deuda, sobre todo privada- un durísimo plan de ajuste, tanto en su contenido (reducción drástica del gasto público para atajar rápidamente el déficit público) como en el tiempo: en poco más de tres años tenemos que estar en los parámetros que llaman de disciplina, es decir, un límite máximo del 3% de déficit público. Y a todo ello hay que unir una tasa de paro casi insostenible de no ser por la existencia de una economía sumergida que está anulando los conflictos sociales, pero que en cualquier caso no se ve a medio plazo su solución, lo que implica que la sociedad española tendrá que sostener con gasto público esta realidad para garantizar la cohesión social, con lo que no vemos cómo se va a conseguir ese 3% de déficit, toda vez que el Estado, para más inri, recauda menos en impuestos, puesto que nuestro sistema fiscal está sustentado, fundamentalmente, sobre el IRPF (el paro y los recortes salariales y de pensiones llevarán consigo menores ingresos fiscales por estos conceptos) y el IVA y los impuestos especiales (la caída del consumo, como consecuencia del paro y de los recortes salariales y de pensiones, hace que también por el IVA y los impuestos especiales se recaude menos).
Por tanto, Rubalcaba lo tiene difícil, dado que no hay mucho margen de maniobra, más allá de denunciar ante aquellos codiciosos poderes institucionales y financieros la gravedad de sus políticas y de sus imposiciones a corto y medio plazo. Sólo dispone de una ventaja muy importante y nítida: que sabe explicarle a los ciudadanos las cosas con claridad meridiana. Por tanto, el éxito de Rubalcaba lo estará en la capacidad que tenga de llevarle a los ciudadanos un discurso creible, razonable y cercano a la verdadera situación, que implica reconocer nuestra debilidad como sociedad, como colectivo, ante aquellos grandes intereses, y solicitar el apoyo de toda la ciudadanía para juntos, con aquel mismo espíritu del 15-M (más transparencia, más democracia interna, más verdad y menos mentiras, esas necesarias reformas que tiene que hacer el aparato institucional español, no sólo los partidos políticos), denunciar a aquellos grandes poderosos e intentar hacerles ver que el pueblo español no está en disposición de aceptar ese enorme ajuste -y en tan corto espacio de tiempo- para reducir nuestra deuda y nuestro déficit público, solicitando al mismo tiempo una revisión del dichoso Plan de Estabilidad de la Unión Europea, que lo fue para una etapa de expansión, no de crisis y recesión como la actual, así como revisar el papel del Banco Central Europeo, en el sentido de que también haga políticas de lucha contra el desempleo.
Y desde luego, en el horizonte, la reivindicación de una Europa Federal Política, Económica, Fiscal y Laboral, amén de instituciones transparentes, democráticas y abiertas a la ciudadnía, con organizaciones federales, no nacionales, pues los estados nación son figuras del siglo XIX y XX que hoy no resuelven los problemas de cohesión social y convivencia en paz y en libertad. Porque la economía y la política tienen que estar al servicio de la ciudadanía, no al revés, como lo está en la actualidad. Y el futuro del socialismo, ahora que tanto se habla de revisar los discursos, tiene que ser el de reivindicar más ciudadanía, más democracia, más transparencia, más gobiernos abiertos (en todos lo escalones administrativos)... Mientras más transparencia y más gobierno abierto (afortunadamente, disponemos ya de herramientas y de gente trabajando en estos asuntos muy interesante y muy valiosa), más igualitaria será la sociedad, a fin de cuentas, la gran utopía del socialismo.

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