viernes, 11 de febrero de 2011

LAGRIMAS

“La esperanza se convierte en furia”, dice El Pais, respecto a la decisión de Mubarak de permanecer en su enroque de podredumbre y miseria moral. Y seguimos vertiendo lágrimas...
Lágrimas de impotencia, de pavor, de rabia, de atropellos infinitos... Y de orfandad: ¡qué solos nos vamos quedando, algunos, en este mundo!

A veces, y son muchas ya las veces, la vida, el mundo, me disgustan como un tiempo inútil; como una hazaña estéril; como un barco en revisión, sin las caricias del mar que lo mece y lleva...
Afortunadamente, hay “lugares donde se calma el dolor”, esos “lugares que nos llaman y vamos sin saber por qué” (César Antonio Molina). Son esos lugares donde se nos calma el dolor y sus asuntos, y son, también, lugares donde habitan aquellas personas que nos subliman y nos hacen mejores seres humanos; más allá de la indecencia y de la barbarie que preside este mundo de la vanidad de los fuertes -muchas veces, también, asesinos- y de los poderosos, frente a la miseria de los débiles, sin nada más que aquellos lugares y aquellas personas que calman el dolor, y hacia donde miran siempre mis ojos con deseos de vida...

Pero no quiero hablar de amor, sino de los lugares donde se nos calma el dolor de la vida, del mundo...

http://www.goear.com/listen/1478cb7/io-non-so-parlar-damore-adriano-celentano

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