miércoles, 17 de noviembre de 2010

UNA ROSA DE FRANCIA

Los días se suceden claros como una inocencia de vida y de ternura: lenta y suavemente. Hoy, por mor de analíticas tuve que madrugar en exceso; como excesiva fue también su recompensa: ver crecer, en semicírculos de clarores rojizos, el sol, al despertar sobre el horizonte del mar; allí, donde sólo vemos lo imposible, y rociarse en blancos hasta brillos insoportables sobre las calmas aguas de la inmensidad del mar, para cuando en segundos aparece el sol, ya cerrado en redondos amarillos, entonces no tenemos cuerpo, sólo sustancias que te elevan sin pesar en alturas también imposibles de tratar, más allá del gozo y del placer de una rosa de Francia; como esta de aquellos sonidos antiguos del danzón cubano que me acompañó en la mañana en este prodigioso espectáculo del amanecer de nuevo a la vida, al mundo y a los asuntos...
http://www.goear.com/listen/7f802e1/una-rosa-de-francia-barbarito-diez

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