Un amanecer perezoso, tras una mala noche (un mala noche la tiene cualquiera: estoy cogido de lo mío), no impidió disfrutar de su hermosura...
La mar estaba quieta como un embalse, y la luz era blanca como un silencio...
La ausencia de viento impedía las olas, y las orillas estaban ausentes de espumas...
Todo era quieto como un instante... Y así, el amanecer alcanzó la mañana...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios