A mi generación la educaron para sufrir (el mundo, el demonio y la carne; lo de la carne lo supimos luego).Y llegamos tarde a casi todo, sobre todo a saber que venimos a la vida para disfrutarla. Como hoy, al despertar, que me propuse ser honesto y solidario para con la hermosura del día, un día de junio que amaneció espléndido en luz frente al mar de Calahonda...
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