domingo, 20 de junio de 2010

TRISTEZAS DE DOMINGO

Los domingos tienen eso: nos permiten no madrugar. Y si, como ayer, la tertulia sabatina se prolongó en horas y en copas, los cuerpos se resienten... Amanezco, pues, cuando la mañana está agotada de luz y la mar en calma. Pronto se iniciará el declive de la tarde y serán entonces las tristezas...

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