miércoles, 2 de junio de 2010

RECUPERADO

Recuperado de la noche anterior, el amanecer me inunda de placer al constatar una verdad que tengo por certeza... Los que vivimos solos (por voluntad) sabemos, mejor que nadie, cuánto vale una compañía; pero también sabemos, y también mejor que nadie, cuánto cuesta soportarla...
Me viene este pensamiento al oír una discusión de una pareja de vecinos soliviantados, ¡tan temprano!...
Vivir solo no es estar solo: ¡cuántos solos hay viviendo bien acompañados!...
Sobre todo, acompañado de sus miserias de vida...

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