sábado, 12 de junio de 2010

PROPUESTA DE HOJA DE RUTA PARA ZP

En primer lugar, realizaremos una constatación de la realidad, que no significa aplaudirla, sino explicitarla; y no la aplaudimos porque consideramnos que es un error estratégico el conjunto de medidas, que como respuestas se están tomando ante la triste realidad en la que nos encontramos; realidad triste y difícil que, como quiera que no van a rectificar las medidas y las reformas que han anunciado, y como quiera también que tendrán un enorme coste político, proponemos una hoja de ruta para ZP y el socialismo español, hoja de ruta que desarrollaremos en segundo lugar.
Ciertamente las medidas que se están tomando y se tomarán sólo traerán más paro, menos actividad económica y, por tanto, menos ingresos para el Estado. De todas las crisis económicas se ha salido con más inversión y más gasto públicos; no con recortes. Por tanto, no conseguirán el objetivo de reducir el déficit si las medidas de gasto no van acompañadas de medidas de ingreso. Como no habrá actividad suficiente para que los ingresos crezcan, habrá que subir la presión fiscal; pero que la soporten las capas sociales con mayores patrimonios y que se implementen medidas para luchar contra el enorme fraude fiscal existente. Pero empecemos por analizar la situación actual.

1. Situación de partida. Nos encontramos inmersos en una profunda recesión económica, como consecuencia de una crisis financiera mundial, que tiene su origen en EE.UU. y que ha tenido efectos en todo el mundo con distinta fortuna. Así, en España, la recesión económica es más aguda que en otros países europeos y con peores efectos en términos de desempleo, como consecuencia de su estructura productiva, basada en un componente muy elevado -en cuanto a creación de empleo- en la construcción, sector que se ha resentido más que ningún otro como consecuencia de la crisis financiera. Y como quiera que en Europa hay mucho déficit democrático por la ausencia de una Europa Política, los mercados financieros, una vez saneados por los poderes públicos, han vuelto a las andadas; pero esta vez, hundidos los mercados hipotecarios, han especulado con la débil moneda europea y con la deuda de los países más débiles de aquella Unión. Y en vez de salir la propia Unión al rescate de estos países garantizando sus solvencias ante los elevados crecimientos de sus déficits, entre otras cosas por culpa de los rescates del sector financiero, la UE ha decidido tirar la toalla y acatar la voluntad de aquellos especuladores, reconociendo los propios gobiernos europeos la fuerza de los grandes especuladores financieros, a los que se ha renunciado a regular, y a prohibirles sus paraísos fiscales, así como a consentirles que nos gobiernen ellos y no los representantes que democráticamente elegimos para ello. Y como consecuencia de esta derrota, la UE, al dictado de aquellos especuladores, ha entrado en un proceso de contención del gasto público como nunca antes se había llevado a cabo, en un acto indecente de reconocimiento de quién de verdad gobierna en Europa. Hay que recordar que han atacado a los países, no sólo más débiles de la UE, sino a los que están gobernados por socialdemócratas (Grecia, España y Portugal), países que, en suma, no mandan nada dentro de la Unión Europea, como es patente en la actual correlación de fuerzas de aquella Unión. Ya sabemos, por tanto, que los gobiernos liberales de la derecha europea son los aliados y los adelantados de los especuladores financieros. Volvemos a constatar, una vez más, que para la derecha la política es un instrumento para sus negocios, no un instrumento para el desarrollo democrático y social de los ciudadanos a los que se ofrecen en representar. Por tanto, Zp, Papandreu y Sócrates se han visto forzados a tomar medidas de recorte de gasto para atajar los déficits públicos; medidas irremediables dada la correlación de fuerzas de la UE, pero que bien deberían ir acompañadas de otras que trasmitieran a los ciudadanos más tranquilidad, en el sentido de que el coste será asumido también por lo más ricos de la sociedad, como analizaremos en la hoja de ruta.
En suma, y aunque muy reducida en matices, esta pudiera ser la situación actual en pocas líneas.

2. Hoja de ruta para ZP. La primera medida de ZP para tranquilizar a los mercados ha sido recortar los salarios públicos, congelar pensiones y reducir drásticamente los gastos públicos, tanto en inversiones en infraestructuras como en consumos y gastos públicos corrientes, medida que ha tenido una escasa incidencia en la función pública, pero que ha dejado un enorme malestar en términos de costes políticos. Tanto que ZP ha tenido que recuperar al mejor comunicador que tiene el socialisno español; me refiero a Felipe González, que con motivo del centenario del primer escaño socialista (Pablo Iglesias) intervino, y en sólo cinco minutos le dijo a ZP algo que debería hacerse ya: la regulación del sistema finaciero mundial (al menos en Europa) y más Europa; es decir, una Europa económica (no sólo monetaria), y mayor coordinación fiscal y laboral. Y en los próximos días, ZP pondrá sobre la mesa una innecesaria reforma laboral, que tendrá también un enorme coste político y que no resolverá nada: las empresas no van a contratar a más gente por muy barato que pongan el despido o por que se creen otros modelos de contratos laborales más cómodos y livianos para el empresario; las empresas sólo crearán empleo cuando vendan, cuando tengan ganancias y cuando tengan liquidez para sus inversiones. Pero sin demanda de sus productos (sin vender lo que producen) y sin líneas de financiación (liquidez) no habrá creación de empleo por mucho abaratamiento del factor trabajo que se haga; lo que ocurre es que aprovechando la debilidad, ahora es el momento. Y claro, aparece el discurso de que hay que objetivar la excelencia; primar el esfuerzo y que sea la productividad la que marque los salarios... Es verdad que son valores que hay que contemplar; pero no se habla de un mínimo vital; no se habla de políticas sociales que sostengan los logros alcanzados a lo largo de la historia; se pospone todo a sanear los déficits en tres años. Y nos preguntamos ¿por qué en tres años y no en cinco, por ejemplo? Son preguntas sin respuestas; y, claro, todas estas medidas sólo trarerán más desapego de los ciudadanos hacia el socialismo español. Por tanto, urge una hoja de ruta para ZP. Propongo esta.

-En el mismo día y hora que ZP presente la ya inevitable (por la correlación de fuerzas que hemos analizado) reforma laboral, debería también anunciar medidas impositivas que graven los patrimonios más elevados de España, así como anunciar la voluntad política de luchar contra el fraude y contra los paraísos fiscales.

-Trasmitir la sensación de que se está luchando dentro de la UE por una regulación del sistema financiero europeo y mundial.

-Antes del debate de la Nación, en Julio, debería hacer crisis de gobierno, nombrando un Vicepresidente Económico (que englobe todas las áreas económicas del gobierno) de reconocido prestigio y credibilidad para los mercados y la sociedad española, y que comunique y transmita confianza en España y en toda la UE (tipo Almunia). Y un Vicepresidente Político que coordine el resto de áreas del gobierno (propongo a Rubalcaba). Sólo así saldrá airoso del debate.

-Antes de las elecciones municipales-autonómicas del año que viene (por ejemplo, en Febrero), debería anunciar que agotará la legislatura, pero que no será el candidato, ofreciéndose cual Juana de Arco como héroe que se sacrificó por el país tomando medidas necesarias, pero con un alto coste político que asumía no volviendo a presentarse. Y anunciaría un proceso de primarias para elegir al candidato (mi propuesta es Griñán). Recordar que el proceso de primarias (aunque fallido luego) de Borrel movilizó al electorado del PSOE. Como también el proceso en el que salió elegido, por sorpresa, ZP. Todos los procesos de debates y de primarias ilusionan a los electores. Este proceso de primarias amortiguaría el rotundo fracaso que serán aquellas elecciones municipales y autonómicas, que las ganará el PP y le dará alas.

Esta es la hoja de ruta que propongo para, al menos, tener posibilidades de no perder hasta las cejas.

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