lunes, 12 de marzo de 2018

CONFESIONES DE UN EREMITA HETERODOXO Y ATEO (XX)

-Todo el mundo se pone estupendo ante causas justas, me comentó Samuel en la primera tarde mientras tomábamos el aperitivo... Aún no sabíamos del desenlace del caso de Gabriel, el niño de las tierras de Níjar al modo de otra tragedia lorquiana almeriense...
El día de nuevo traía aguas torrenciales que en segundos cesaban y salía el sol; como una esperanza incierta y adolescente...
-Javier, me dice de pronto Samuel, no me encuentro bien; estoy desganado, triste, desconsolado y temo caer de nuevo en otra depresión; todo me afecta demasiado, me comenta; y todo me produce mucha ansiedad, prosigue... Intento animarlo, pero bien sé que sin voluntad no se sale de esos pozos amargos; y veo que Samuel no la tiene: -me faltan las fuerzas, Javier... Y me lo dice con una voz entrecortada y última...
Al pronto, el camarero nos dice que ha aparecido el cadáver del niño Gabriel. Samuel, casi llorando balbucea y dice que no puede ser, que la novia de su padre sea la presunta asesina no puede ser... Ya no queda compasión alguna en el mundo, me dice; es terrible, Javier, certifica...
Ha parado de nuevo la lluvia; el sol no termina de hacer su solemne y necesaria presencia...
-Será una primavera hermosa, comento mirando tras los cristales de la cafetería. Los árboles bailan al son del viento y la sala donde estamos mira hacia la TV: el canal 24 horas de TVE confirma la noticia. Samuel se lleva las manos a la cara; como avergonzado...
-Vámonos, Javier. Te lo ruego, llévame a casa...
Y así fue pasando este 14 aniversario del sangriento 11-M donde tantas mentiras y tantos olvidos... Sí, tenía razón Samuel, todo el mundo se pone estupendo ante causas justas; pero qué pronto las olvidamos, añado.


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