sábado, 3 de marzo de 2018

CONFESIONES DE UN EREMITA HETERODOXO Y ATEO (XVI)

27 DE FEBRERO DE 2018
“...Temprano madrugó la madrugada
Temprano está rodando por el suelo...”
Miguel HERNÁNDEZ
Como quiera que tocaba la revisión del coche, y teniendo cita a las 9 de la mañana en el taller en Fuengirola, temprano madrugó mi madrugada...
Y tras dejar el coche en su hospital, tomo churros en los Boliches y entro en la Biblioteca Pública encima del “petit marché” donde en el regreso acabaré por llevar verduras y frutas frescas, panes y peces...
Sí, amo los mercados de toda la vida, las plazas que decimos en Andalucía... Recuerdo que en mis años de Sevilla tenía un pequeño local muy cerca de casa, casi enfrente, con una fruta y verdura exquisitas y de una comodidad añorada; bastaba con llamar por teléfono:
-Paco, mándame al niño con esto y esto...
Sí, amo las pequeñas cosas que ya no tengo tan cercanas...

¡Lo que daría Samuel por estos churros!!!, me digo... Lo llamo por teléfono. No puede acercarse: está un poco resfriado...
-Llega una edad en la que la felicidad sólo consiste en que no sucedan cosas importantes y en aceptar los días de sol o de lluvia, aunque sucedan cosas importantes, -le comento a Samuel...
Asiente...
-Que te mejores, -le digo en la despedida... Y le mando por whatsapp unas notas sobre el liberalismo:

"-Los conservadores democristianos son una derecha más social, más solidaria, más humana que los liberales…
-La derecha liberal dice ser centrista, pero es la ultraderecha en lo económico y en lo social...
-Afortunadamente, el liberalismo es anglosajón; sólo anglosajón... Por eso no ha triunfado nunca en la Europa central ni en la del sur…"
¡¡Ya estoy viendo la cara que pondrá Samuel, sabiendo cuánto odia a los anglosajones!!!, me digo para mis adentros...
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No cesa la lluvia; no deja de rugir el viento...
Llega la asistenta, esa persona impagable que me cuida las cosas de la casa, tan limitadas para mis apetencias; y el apartamento es tan pequeño que no cabemos los dos y los ruidos de esas cosas del limpiar y mantener...
Y me refugio en el Centro Comercial ‘Los Olivos’, donde también ya me conocen los camareros; también me conoce el dueño: siempre hay que tener contactos con todos los sectores y con todas sus escalas de poderío: la vida es imprevisible...!!!
Claro que, qué infinita tragedia que me conozcan más en los bares y cafeterías que en lugares más de culto; pero lo prefiero antes de que caiga en una incierta vanidad, eso tan frecuente en el mundo de la creación; un mundo que aún no sabe -o mejor, no quiere saber- que, como decía Oscar Wilde, “detrás de toda obra exquisita hay una gran miseria”...
Y así fue pasando la primera tarde esperando que Samuel, el eremita sin ermita, me llame para quedar esta tarde si se encuentra mejor del resfriado...


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