Está muy bien hacer examen de conciencia; y decir que se equivocaron; pero muchos les dijimos que se estaban equivocando, y con la soberbia del poder no quisieron hacer caso a voces críticas que les alertaban de que por ahí sólo había oscuridad; y han hundido las ilusiones de muchos y cuando han perdido el poder y han dejado tiradas las esperanzas de tantos y tantos hombres de bien, ahora quieren decirnos que se equivocaron.
Nunca es tarde (¿o sí?), pero esta vez se pasaron tanto que costará muchos años recuperar el mínimo de decencia intelectual y moral en este país al que debieron deberse, no a intereses de poder coyuntural y ocultos; y en cualquier caso, nunca será de recibo que este proceso de mea culpa sea liderado por los que no hicieron entonces los deberes. Para ganar en credibilidad tienen que cambiar no sólo las caras, sino también sus métodos y sus asuntos...
Hace falta una catarsis total, y espero que sea después de las elecciones catalanas; de lo contrario, será un mea culpa liberatorio de ellos mismos, de los culpables, y al modo cristiano: no tendrá consecuencias más allá de liberar las malas conciencias de algunos...
Nunca es tarde (¿o sí?), pero esta vez se pasaron tanto que costará muchos años recuperar el mínimo de decencia intelectual y moral en este país al que debieron deberse, no a intereses de poder coyuntural y ocultos; y en cualquier caso, nunca será de recibo que este proceso de mea culpa sea liderado por los que no hicieron entonces los deberes. Para ganar en credibilidad tienen que cambiar no sólo las caras, sino también sus métodos y sus asuntos...
Hace falta una catarsis total, y espero que sea después de las elecciones catalanas; de lo contrario, será un mea culpa liberatorio de ellos mismos, de los culpables, y al modo cristiano: no tendrá consecuencias más allá de liberar las malas conciencias de algunos...
Nunca fue creíble un proceso de cambio liderado por los que no supieron detectar que tocaba cambiar a tiempo y no tomaron, por tanto, las decisiones oportunas de cambio. Eso suena a lo de El Gatopardo de Lampedusa: es preciso que todo cambie para que nada cambie. Hacen falta, por tanto, debates, cambios de estructuras, propuestas nuevas, alianzas nuevas e ilusionantes...
De todo este proceso profundo de renovación saldrán los líderes nuevos que vuelvan a ilusionar a todos los que en su día otros dejaron tirado sin explicaciones y sin futuro...
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