Así, se inventaron la Iglesia para subyugar a aquellos inocentes que cayeron en aquella utopía del libertador de Nazaret; como nosotros caímos en la utopía de la liberación del socialismo; nada de aquello queda; nada de utopías nos arrastran ya; para caminar, como decía Galeano.
Pero, hoy, en este amanecer tardío del Diabueno y con sol, reitero mi compromiso, mi misión, mi utopía en otro mundo, en otro espacio, en otros ámbitos de paz y felicidad colectivas, previos a la paz y la felicidad de cada uno...
Y que así sea alguna vez sobre la tierra antes de que esta desaparezca bajo el cielo protector...
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