Aquella Constitución, decía:
Artículo 128.
1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.
2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante Ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general.
Pasan los días de este esclarecedor 2010 y muchos ciudadanos nos preguntamos qué queda de todo esto cuando el poder real está en manos de unos pocos desalmados y nos están quitando hasta las entrañas...
Menos mal que el día es tan triste que apetece el amor; y oiremos esta bellísima canción que anoche me regalaron para estos oídos que ya no oyen sino que ven la sordera ajena asistiendo al declive colectivo...
Eso sí, veremos de nuevo a los poderes públicos vestidos de gala encantados de haberse conocido...
Quizá no les apetezca el amor.
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