martes, 7 de diciembre de 2010

LA BELLEZA

El día vino en un espléndido sol que baña el mar de amarillos hermosos, y blancos reflejos de aguas saturadas de luz que impiden los ojos... Uno no se acostumbra a la belleza; siempre nos sorprende su entereza y su enorme hábito, hasta el gozo en ternura, en escalofríos, en asomos al declive físico y sentimental... Allí, donde residen inquietudes que, no por tibias, nos producen las emociones que conocemos; temblores; labios silenciados; bocas secas; pieles erizadas y memoria de la felicidad que se sostiene en el aire...
Es la hermosura; es ese prodigioso momento inenarrable que nos lleva y lleva por rutas deseadas y escasas como un altar de humo que se difumina en el silencio del momento por los horizontes más cercanos...
No, uno no se cansa de la belleza, porque uno nunca se puede cansar de la hermosura de sus formas...


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