viernes, 17 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS




Cuentan que hace 2010 años nació en Belén un niño que cambiaría la historia de la humanidad, al menos, a la parte más cercana a nosotros de aquella humanidad, y que, por tanto, influiría en el resto del mundo hasta entonces conocido.  
Se llamó Jesús, el de Nazaret, y como ya antes tantos otros, quiso cambiar el mundo y no pudo. Y, como tantos otros ya antes, también fue castigado a morir; crucificado, como por entonces eran condenados a morir los revolucionarios que atentaban contra el establecimiento de los poderosos. Para atajar el asunto de cara al futuro y para que no volviese a suceder, aquellos poderosos se inventaron una estructura que llamaron Iglesia y desde donde, apropiándose de parte del discurso de aquel libertador, se sometió a la mayoría a las tinieblas, al miedo, a la caverna, al pecado y a la infelicidad, pasando por etapas tan terribles -y recientes en tiempo histórico- como la Inquisición, en su afán por frenar el desarrollo científico, social y humano.
Y desde entonces, y a lo largo de la historia de estos 2010 años, han habido también otros revolucionarios que quisieron cambiar las cosas; las malas, las de las fechorías de los poderosos sin escrúpulos, las miserias, las desigualdades entre los hombres, el hambre, las guerras y la desolación de la gran mayoría de los seres humanos que habitaron y habitan la tierra... Pero ninguno alcanzó la fama de aquel hombre, hijo de José y de María, que nació en Belén, y que se llamó Jesús, el de Nazaret.
Y también, desde entonces, todos los años, cuando llegan los primeros fríos y los aires huelen a nieve y a rocío; cuando las casas se llenan de leñas y los campos están húmedos; cuando las aceitunas se muelen, por Andalucía se oyen músicas que nos llevan a la infancia, ese territorio de refugios inigualables y donde reside nuestra inocencia y nuestra fuente de vida y de misterio; aquella en la que nos enseñaron a venerar a Jesús, el de Nazaret, y al que cada año dedicábamos el montaje del enorme Belén; en el pasadizo, entre el patio y aquel nuestro enorme y bello jardín, y por donde pastores y gente de bien acudían al portal de aquel Belén, donde dicen nació en un pesebre, al lado de una burra y de un buey; como lo hacían también cada año aquellos tres Reyes Magos de Oriente, que tras conocer la buena nueva se dirigieron al pesebre de Belén para adorar al niño recién nacido; de paso, nos dejaban regalos hermosos...
Para muchos fue el salvador, el hijo de Dios, aquel que en siete días creó el mundo, según contaron las crónicas. Para otros, fue un revolucionario, otro utópico, que vio el mundo y lo intentó comprender; no le gustó, y decidió que merecía la pena cambiarlo, a pesar de que podría salir mal, como salió, y a pesar de que podría morir crucificado, como así murió.
Y ya, desde entonces, tanto unos como otros, recordamos a este hombre, Jesús, el de Nazaret, al que homenajeamos todos los años, como muestra de afecto y de solidaridad... Y como muestra de esperanza en que algún día el mundo será distinto; cuando llegan los primeros fríos, y los vientos nos traen las primeras nieves y las primeras escarchas; y cuando las casas se llenan de leña... 
Y cuando se oyen músicas que nos llevan a aquellas infancias de aceites, bellotas, higos secos y belenes...
Porque ha nacido el niño Dios, aquel que quiso cambiar el mundo... 

¡¡¡Muchas Felicidades para todos!!! 
   Aún somos la vida y aún nos queda la esperanza...

http://www.goear.com/listen/1a274df/ave-maria-celine-dion

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