domingo, 15 de agosto de 2010

LA AUSENCIA

Cuando eran las 14:30 horas decidí llegar hasta Fuengirola (a sólo 12 km de donde vivo) para cambiar el coche: mantengo allí una plaza de garaje. Y de "arrastrar el culo" -como me dicen los sobrinos que voy en la roadster, que sólo disfruto los fines de semana y/o las vacaciones- a ir alcanzando el cielo en la monovolumen, mucho más cómoda, que tengo para viajes largos y cotidianos al trabajo, va la diferencia que hay entre sus distintas líneas estéticas. Si el deportivo es un coqueto, hermoso y divertido festín, sobre todo cuando se va en aquel a cielo abierto, la monovolumen es muy poco brillante en estética, sí, pero enormemente cómoda, placentera y segura... Claro que, en la variedad, si se puede permitir, está el gusto...
Y mientras iba a realizar el cambio, las playas del mar más cercano estaban ocupadas por una inmensa muchedumbre cual hormigas en busca de sustento; en este caso, el frescor y la brisa del mar: había gente hasta en la ausencia...
Como la ausencia que me cantaba Harry Dean Stanton, "cual hoja al viento", en esta inmensa y bellísima canción mixteca que no me canso de oír una y otra vez...


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