... "¿Alguna vez se tiene una "relación" con la madre? No. Pienso que no. Lo típico sólo existe en la mente de personas poco reflexivas. Nosotros -mi madre y yo- nunca estuvimos unidos por la culpa o la vergüenza, ni siquiera por el deber. El amor lo cubría todo...
Mi madre y yo nos parecíamos...
No hubo en su vida nada particularmente brillante, nada notable. Nada heroico. Ningún logro honorífico que ensanchara el corazón. Se daban bastantes factores negativos: una niñez que no merecía ser recordada; un marido al que amó para siempre y al que perdió; a continuación, una vida que no requiere ningún comentario. Pero, de alguna manera, hizo para mí posibles mis afectos más verdaderos, como los que una gran obra literaria conferiría a su lector devoto. Y conocí con ella ese momento que todos querríamos conocer, el momento de decir: "Sí, las cosas son así". Un acto de conocimiento que confirma el amor. Conocí eso. Conocí muchísimos momentos como ése con ella, los conocí incluso en el instante en que ocurrieron. Y ahora. Y, supongo, los conoceré siempre".
Richard Ford. MI MADRE. Anagrama. Barcelona 2010
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