domingo, 17 de agosto de 2008

LOS REGRESOS (5)

Regresar, ya lo hemos visto muchas veces a lo largo de la historia, es retroceder, es volver a las andadas... Un retroceder en conquistas sociales, en espacios de libertad y en deseos de solidaridad.
La falsa globalización (sólo lo ha sido financiera e ilusoria), ha llevado al mundo a una crisis de enormes e imprevisibles consecuencias. Pero lo más grave, y la historia los juzgará por ello, es que este retroceso, esta actual regresión histórica, lo ha sido con el consentimiento y beneplácito activo de los políticos al servicio de los más poderosos del mundo, a través de las instituciones que aquellos políticos corruptos han apartado del consenso democrático, como son la Reserva Federal de EE.UU., el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo.
Y así, al igual que existe un tribunal internacional que juzga y persigue los genocidios, ya va siendo hora de instaurar un Tribunal Internacional de salvaguarda de la decencia política que persiga y condene a tantos y tantos políticos corrompidos por los poderosos del mundo, y que cíclicamente, por acción o por omisión, llevan al mundo al borde del declive y a espacios inaguantables social y vitalmente.

Son los regresos más insufribles, los más duros; los colectivos, aquellos que nos retrotraen a historias pasadas, a conflictos que ya creíamos superados... Y es que el mundo sigue dominado por los de siempre, a pesar de que creímos que la política podía y debía suavizar tanta y tanta desigualdad y miserias humanas. Y cuando descubres que los actores de aquella esperanza de la política están "pringados", entonces tomas conciencia de lo estéril de la batalla...
Porque son los regresos más lamentables: los que vuelven a la selva del mundo...

Sólo nos queda la batalla de seguir reclamando aquel Tribunal Internacional para la Decencia Política; es decir, seguir reclamando el papel de la política.
De existir hoy aquel tribunal, al menos nos consolaría el que Bush, Blair, y tantos y tantos que sabemos, no se fuesen de rositas tras dejar al mundo inmerso en un profundo malestar colectivo de regresión social. Y también nos consolaría saber que el que la vuelva a hacer, lo pagará...

Regresar, lo hemos visto muchas veces en la historia, es volver a las andadas...