lunes, 4 de agosto de 2008

CRONICAS GALLEGAS (34)

Como ya señalamos, esta pasada noche-madrugada tuvo lugar las anual fiesta de Bourani. Y como era de esperar, nada nuevo bajo el sol: un ramillete de seres humanos representativos del ser y estar en el mundo de una clase media española y cincuentona, que en sus tiempos de ocio y al comienzo del siglo XXI decide socializarse.
Y como no, retorno y reencuentro con los grandes y permanentes tópicos de toda una generación que nació, creció y vivió en el último cuarto del pasado siglo en España, con un referente musical y estético muy parecido y reconocido por todos, y al que se recurre siempre como se recurre a un paraíso perdido, es decir, con cierta añoranza. Añoranza de un paraíso que sólo lo ha sido en nuestra memoria colectiva, y que ciertamente no lo fue en aquel momento en el que tuvieron lugar aquellos acontecimientos y sus circunstancias: aún recuerdo lo incierto que siempre veíamos el futuro...
Hubo, por tanto, gente de todo interés, y de poco o nulo interés; gente divertida y rápida, y gente siniestra y poco divertente, como a la fuerza, como llevada en cierta obligación... Decentes en estética y menos decentes en aquella virtud que tanto escasea en la sociedad española. Graciosos y simpáticos, como aburridos y antipáticos. Y como no, pretensiosos de la nada, nuevos ricos y epatantes seres humanos sin valor alguno a destacar, más allá de cierto triunfo profesional.
En suma, nada nuevo bajo el sol de agosto por las tierras más atlánticas del norte español... En cambio, hizo una noche de excesivo calor frente al frescor habitual por estas tierras durante los últimos días...
Y como no, hubo las permanentes preguntas: ¿qué hago aquí con lo bien que estaría en mi casa, leyendo o durmiendo?...
Y como no, se pasó una insufrible noche de ardores de estómago y dolor de cabeza...
¡Si es que no tenemos arreglo!