lunes, 4 de agosto de 2008

CRONICAS GALLEGAS (35)

La atalaya del peregrino preside la ría de Pontevedra.
Las rías gallegas son esas maneras tan hermosas que en este privilegiado lugar tienen los ríos de morir en el mar. En las otras españas, son los deltas, las más de las veces también hermosos y protegidos como parques naturales. En Galicia, en cambio, tan necesitados como están los gallegos de sacarle todo el partido a sus recursos naturales, en vez de proteger a sus rías jurídicamente, lo hacen humanamente: que todo peregrino que al fin alcance la Tierra Prometida tenga acceso a ellas, para el gozo y disfrute de los sentidos, de las necesidades y de los sentimientos...
Y hoy, primer lunes de este nuevo agosto, sigue el tiempo malo: hace un poco de calor (nuncanojamas los calores del sur, a mis dioses gracias) y brillan en excesos los soles. Y es que en Galicia no hay un solo sol; a lo largo del día se suceden distintos soles. Hay un sol al amanecer que diríase nada tiene que ver con el que dice adiós en la hora del crepúsculo.
La luz en Galicia es distinta cada día y cada segundo...