martes, 6 de mayo de 2008

TARDE DEL CINCO DE MAYO...

"Yo me fui quedando irremediablemente solo en el mundo"
MIGUEL TORGA
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La verdad no existe; tampoco la mentira. Existen verdades; y también existen mentiras... La verdad no nos hace daño: no existe. La mentira, tampoco: no es verdad. Pero hay verdades, y hay mentiras, que nos hacen tanto daño como el silencio, como la inocencia, o como la ignorancia.
Y es la ceguera, es lo negro... Es el no querer ver la verdad.
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Practico una buena receta contra el malestar: me comparo con las afueras y me conjuro. -No tienes derecho a la queja, me digo.
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Dicen que la vida son momentos, instantes... Claro que, ¡dicen tantas tonterías!...
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En el barrio latino de París, por donde anduve con 18 años -y también en mayo-, ya no hay tantas librerías como entonces, dicen en TVE. ¡Como si eso fuese una novedad en los tiempos que corren!...
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¡Cuánto cansan los relojes! ¡No paran de dar vueltas y más vueltas! Y siempre en la misma dirección: ¡qué lata!...
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Se ha iniciado esa extraña caminata, como todos los años, hacia la aldea del Rocío. Una caminata que año tras año es una mezcla de botellona campera y de fanatismo de la nada... Y como a tantas otras cosas cercanas al borreguismo, también a esta caminata-botellona le llaman tradición, esa palabra que se usa para definir algo que no hay cómo nombrarlo...
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La tarde se ha ido descomponiendo como un cadáver desconocido.