lunes, 26 de mayo de 2008

LA CONDICIÓN HUMANA (8)

Cuando se llevan demasiado lejos las cosas, no hay viaje de retorno.
No es la primera vez -ni será la última- que vemos cómo las batallas por el poder político son sangrientas, duras y poco ejemplarizantes para el común de los ciudadanos. Y es que la condición humana, en su forma tan primaria como inexplicable de la ambición, es tan desmedida, a veces, como irresponsable las más de aquellas veces...
Y si, como hemos señalado, ya en otros tiempos y situaciones habíamos conocido de duras y complejas batallas "interpares" por el poder (Guerra-Felipe, Bono-ZP, Borrel-Almunia, etc), nuncanojamás se habían llevado las cosas tan lejos como las han llevado los del PP en sus batallas internas por el poder del partido. Lo ocurrido a las puertas de Génova es un hecho que va a suponer un antes y un después en la lucha por el poder interno de los partidos políticos en España. Porque nada es gratuito, ni nadie está por encima del bien y del mal. La condición humana es terrenal, es limitada y es temporal.
Y la ambición de poder, en su forma desmedida, se convierte en una pantomima, llegando a constituirse como el componente básico de la condición humana del hombre moderno.
Como hemos señalado, cuando las cosas se llevan demasiado lejos, ya no habrá viaje de retorno: Rajoy está acabado dentro del PP. Sólo tiene una alternativa: construir otra estructura de poder donde sobrevivir con su ambición, limitada a la de un ser humano al que los suyos le pidieron demasiado, tras el dedo de su mentor, verdadero hacedor de toda esta desmedida manifestación de la condición humana, en su vertiente de la ambición de poder.