jueves, 22 de mayo de 2008

LA CONDICIÓN HUMANA (4)

Es curioso constatar cómo desde todas las estructuras de poder, el ser humano, consciente de su enorme debilidad, se autoprotege excesivamente frente a todo posible contrapoder, dedicando a esta labor un enorme porcentaje de su gestión al frente de aquel poder. Y este hecho se produce de manera constante a lo largo de la historia del poder de los hombres.
En esa definición del contrapoder, los poderosos crean estructuras que supuestamente vienen a dar respuestas a exigencias de articulación social, o de garantías democráticas frente al ejercicio de aquel poder. Y así, se crean todo tipo de asociaciones (consumidores, víctimas del terrorismo, madres maltratadas, mujeres abandonadas, hombres dejados, etc.). Pero claro, una vez creadas, y como el poder se tiene que seguir autoprotegiendo (la debilidad de la condición humana siempre presente en forma de terror al cambio, al adversario, a lo ajeno), aparece la manipulación, desde el poder, de aquellas estructuras creadas supuestamente para dar respuesta a la exigente articulación social y democrática de la sociedad civil. Y esta autoprotección se produce, bien imponiendo al frente de estas estructuras a leales amigos del poder, o bien incrementando o disminuyendo las necesarias subvenciones públicas para su funcionamiento, según su color político; cuando no su manipulación pura y dura; o también consintiendo y/o promocionando espectáculos inmorales como los que durante la anterior legislatura española ha dado el Poder Judicial, las asociaciones de víctimas del terrorismo y tantas y tantas estructuras subvencionadas por unos o por otros, vía fundaciones, asociaciones u otras figuras jurídicas para tal fin.
Concluimos entonces, que todo es una gran mentira, siendo esta mentira la muestra más evidente de la capacidad infinita que tiene la condición humana de autoproteger sus fobias, sus miedos y sus errores.