miércoles, 28 de mayo de 2008

LA CONDICIÓN HUMANA (Y 10)

La desvergüenza de algunos desahogados políticos, cuando saben que están cercanos a su sepultura política, no tiene igual en el resto de la actividad humana, más allá de la delincuencia común (o no tan común). El lehendakari se muestra ilusionado y habla de un sueño hecho realidad, al convocar a una consulta popular, que más allá de su falta de sinceridad (no es más que una cortina de humo en el declive electoral del PNV y de su confrontación interna reflejada en tanta lejanía de la realidad y tanto Imaz defenestrado), sabe perfectamente que es ilegal. Y sorprende que quienes tienen que velar más por la legalidad, cules son los responsables políticos, sean en cambio los primeros en llevar a cabo acciones ciertamente ilegales.
No todo debe valer en política, y menos tomar decisiones ilegales... Pero ya no tenemos remedio: la condición humana acepta de buen grado el que los seres humanos utilicen cualquier atajo en la búsqueda de su único fin, cual es sobrevivir al precio que sea (aunque lo sea lleno de temores, ilegalidades, mentiras y discursos), antes que alguien nos quite la silla que ocupamos en el mundo de hoy.
La tragedia humana, por tanto, es colectiva: la condición humana nos hizo indignos de ser honestos...