jueves, 5 de julio de 2012

ES LA HORA DE LA METAFÍSICA...

"Oscurece despacio. Es la hora metafísica del silencio, de que la razón no tenga razón. Es la hora de que la arrogancia de las convicciones haga menos ruido, de que el misterio aparezca"
(Vergilio Ferreira. Pensar: Acantilado)

Los economistas solemos decir que el mercado ya tenía descontado tal asunto en referencia a lo tardío del poder político en tomar las medidas necesarias o que aquellos mercados necesitan; peor sería no tomarlas, pero siempre llegan tarde y forzadas por presiones a veces inconfesables...
Pareciera que todo es así en la vida; solemos decir que la realidad siempre supera a la ficción, esa capacidad más enorme de la naturaleza frente a la imaginación humana. O quizás, también solemos constatarlo, la política siempre fue e irá por detrás de la realidad y sus acontecimientos.
Sea lo que sea y como sea, es lamentable constatar a diario que cuando más necesaria es la imaginación y una mínima solvencia de los que se nos presentan pidiendo nuestros votos para ser nuestros representantes y para, así, tomar las decisiones delegadas (sólo son eso, no profesionales del poder o casta, como les gusta llamarse: "nosotros los políticos"; la política es lo único que debe ser permanente y cierto; los políticos, transitorios, de paso, inciertos; eso sí, solventes: para eso se nos presentan como salvadores), sean cada vez más incompetentes e indignos de nuestra representación dada su incapacidad diaria.
Y así, entre unos que no pueden con sus ataduras del pasado reciente, u otros que representan lo peor de nuestro sistema social (en cuanto defensores de un sistema que sólo crea podredumbre física y moral, más allá de etapas de crecimiento económico) y muchos otros oportunistas del juego del poder a corto plazo, sólo pensando en eso tan indecente de las encuestas y la opinión publicada, pues la casa por barrer...
Y claro, cuando más falta hace la POLÍTICA más evidente es su déficit y nuestro desconsuelo...
Menos mal que aún quedan refugios; como mi Portugal, como mis Ferreira, mis Torga, mis Pessoa, a los que pronto llevaré conmigo por tierras portuguesas, camino de mi Galicia siempre prometida y al fin transitada...

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