Nuestro Presidente anda estos día por varios escenarios de conflictos enquistados en la memoria colectiva de la humanidad toda; unos nuevos, como el terrorismo yihadista (a veces, a los pueblos oprimidos y espiritualmente susceptibles de manipulación mesiánica, los poderosos del mundo sólo les dejan salidas de terror y sufrimiento); pero otros no tanto, como el conflicto palestino-israelita, que perdura desde la mal acabada Segunda Guerra Mundial... Son los conflictos humanos, unos conflictos de los que hay que concluir que son un fracaso de la humanidad toda, como dice Kapuscinski en su imprescindible EL MUNDO DE HOY:
"La guerra -sea de la naturaleza que sea- siempre es una tragedia, un terrible fracaso de la humanidad. Ya no sólo por lo obvio -muerte y destrucción-, sino también por sus consecuencias, que se prolongan ad infinitum: deformaciones de todo tipo, mutilaciones, maneras de pensar paranoicas... Y el odio... ...
La guerra es la prueba de la debilidad que existe en el hombre y en la sociedad"...
Ojalá nuestro desprestigiado Presidente ayude a buscar la luz de la paz, del entendimiento y del diálogo, frente al terror y las guerras, las formas más evidentes del fracaso colectivo.
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