Cantaba aquello de "Gracias a la vida"; o aquello de "para abrir esta muralla tráiganme todas las manos"...
Fue la voz de América Latina; fue la voz de la lucha por la libertad, cuando aún teníamos capacidad de soñar con un mundo verdaderamente libre, justo y solidario.
Fueron los años más ilusionantes de mi vida; pero también, y por desgracia, fueron los años más desperdiciados: la realidad poco a poco se fue haciendo tan presente como virulenta...
Descanse en paz una mujer con dos cojones y que representó como nadie la esperanza a través de la lucha, que no a través de la resignación, como hacen las iglesias todas...
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