miércoles, 7 de octubre de 2009

IMPROVISACION

Durante toda mi vida profesional he asistido a situaciones de mucha improvisación; a veces, excesiva. Y la mayoría de ellas lo eran por escasa profesionalidad o rigor del sujeto que abusaba de aquella improvisación. Porque una cosa es tener capacidad de reacción sobre la marcha, lo que llamamos inteligencia o listeza natural, y otra abusar de aquella improvisación por la ignorancia permanente y/o por falta de rigor y talla profesional. Y lamentablemente, esta última se explicita tan rápidamente como aquella; solo que si aquella, la inteligente y rápida, es muy valorada socialmente (¡qué listo es el tío!, solemos decir), esta otra, que por desgracia abunda más, la de la falta de profesionalidad y rigor, no sólo también la detectamos rápidamente, sino que además desenmascara inmediatamente a nuestro interlocutor, denigrándolo no sólo en lo profesional; le llega a afectar también en lo personal, accediendo nosotros a compadecerlo y hasta tenerle lástima...
Algo parecido está ocurriendo en la política española; por un lado tenemos a un Presidente que no sólo improvisa permanentemente por falta de rigor profesional, sino también por falta de liderazgo en los social: ha perdido la escasa credibilidad que tuvo en el origen de tanto engañar y amagar con dar que no da, de decir digo donde ahora diego, y de echar balones al futuro, un futuro tan incierto para él como para el resto de los españoles.
Por otro lado, tenemos a un líder (?) de la oposición también improvisando permanentemente desde que llegó al cargo de la mano de su Judas: desde que tuvo sus primeros enemigos internos, hasta el caso que le está salpicando de mierda en su propio partido (como alguien dice hoy, el secreto del sumario del caso Gürtel ha sido la mejor defensa que tenía Rajoy), un partido en el que no manda ya -y la reunión con Camps en Cuenca así lo constata-, Rajoy, con su acción política basada en silencios y acusaciones a la fiscalía y a los policías de Rubalcaba (esto se llama echar balones fuera), no hace más que improvisar.
Y en ambos casos, Zapatero y Rajoy, la improvisación d ela que somos víctima los españoles es de la mala: improvisan por falta de rigor, de capacidad, y de profesionalidad.
Mientras tanto, los españoles seguimos sumidos en una profunda melancolía...

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