Como las que buscaban hace 20 años los últimos del Este; ya habían caído Polonia, Checoslovaquia, Hungría... Faltaba la Alemania Oriental. Sí, al fin cayó el muro: era inevitable. Sostengo que la historia es implacable, y ya tocaba, por aquellos entonces, restituir tantos errores del pasado siglo XX. Claro que, también a partir de entonces el mundo fue tan distinto como incierto; pero al menos, muchos seres humanos volvieron a vivir en libertad...
En España, por aquellos entonces, gobernaba Felipe, que tanto contribuyó a la caída del muro de Berlín. Por entonces, en España, vivíamos un profundo cambio ilusionante, aunque pronto tuvo también un enorme coste en corrupción y en deslealtades de todo tipo. Sostengo también, que sólo la historia pondrá a cada uno en su sitio, y los españoles sabremos reconocer que, a pesar de todos los pesares, aquellos gobiernos socialistas fueron fundamentales para el amplísimo cambio que inició la sociedad española y que, por temporadas, algunos intentan frenar y reconvertir. Muchos de éstos son traidores; los más, rencorosos y vividores en aquellos años de tinieblas y oscurantismos...
Ayer, los prestigiosos premios Príncipe de Asturias, otorgaron el premio a la Concordia a la ciudad de Berlín, el icono más representativo del inicio de un nuevo mundo; complejo, sí, pero que grita claramente que sólo es posible en libertad.
Mientras tanto, hoy toca cambiar la hora, ese incómodo mecanismo que alguien se ha inventado para jodernos la vida dos veces al año; y así, a partir de mañana, las tardes serán mezquinas en el tiempo, y mi alma, inevitablemente, se inundará de la melancolía del otoño...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios