viernes, 16 de octubre de 2009

EVÓNIMOS

Ya llegan las mañanas con los primeros aires del otoño
como llegan las esperas: sin sorpresas.

Ya las tardes se visten de algodones
por donde ya sólo penetra la impaciencia.

Y ya las noches oscuras, frescas y traidoras,
como multitudes escondidas,
te llevarán allí, a donde habitan los lamentos.

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