sábado, 19 de mayo de 2007

19 DE MAYO DE 2007

12,00 horas…

Hay una gran tradición atea española que sostiene, en lo más hondo de su corazón, una profunda devoción por toda la imaginería -religiosa o pagana- que paseó por su infancia. Y claro, uno no podía ser menos…
Y los recuerdos de aquellos campos, de aquella ermita en primavera, blanca, a rebosar de flores, de olores inimitables, en aquellas tardes luminosas del mes de mayo, de todos los meses de mayo de nuestra infancia… ¡Ay, aquellos campos en flor!
Madre siempre subía; y con ella los niños… No nos gustaban los rezos; no nos gustaban las beatas… Pero aquella luz, aquellos olores, aquellos altramuces…
Estos recuerdos los llevo en las zonas del refugio; en aquellas estancias donde suelo esconderme de todos los ruidos, de todos los sobresaltos… Y de todas las maldades del mundo.
Ayer, en casa de Inma-Ignacio, en la casa del tío Javier, en la casa del abuelo Pepe, en la casa del bisabuelo Paco, en nuestra casa, prometí organizar una cena la semana próxima en la ermita…

23,10 horas...

Leo un poema del poeta Chino llamado SHU CHUNG que dice así…

CHUNG TZU
Te ruego Chung Tzu,
no entres a mi casa,
no te abras camino entre los sauces que he plantado.
No es que me importen los sauces,
sólo temo a mi padre y madre.
Te amo Chung Tzu, tiernamente, oh, pero temo,
realmente temo lo que mi padre y madre dirán.
Te ruego Chung Tzu,
no saltes mi muro,
no te abras camino entre las moreras que he plantado.
No es que me importen las moreras,
sólo temo a mis hermanos.
Te amo Chung Tzu, tiernamente, oh, pero temo,
realmente temo lo que mis hermanos dirán.
Te ruego, Chung Tzu,
no entres por mi jardín,
no te abras paso a través del sándalo que he plantado.
No es que me importe el sándalo,
temo a la gente que habla.
Te amo Chung Tzu, tiernamente, sólo temo,
realmente temo
lo que la gente dirá.

Tras su lectura, reflexiono sobre lo poco o nada que se diferencian los sentimientos y las formas de vida de los seres humanos; tanto a lo largo de la historia como a lo ancho de la geografía de la tierra: pareciera que no ha pasado la historia; pareciera que no existen diferencias culturales; o pareciera que no hay fronteras… Hoy, con las nuevas tecnologías, es una evidencia. Pero analizando la historia y las diferentes culturas que en ella se dieron, pareciera que ni montes ni mares hubiesen levantado distancias geográficas suficientes como para hacer diferentes a los seres humanos que en ellas habitaron y habitan… Debe ser que, en el fondo, la soledad del hombre frente al mundo se manifiesta por igual en todas las razas, en todas las culturas, en todos los continentes y en todas las épocas de la historia. Y que la pequeñez del hombre frente al mundo, la inseguridad ante las preguntas sin respuestas, sean la causa del comportamiento unidireccional del hombre hacia la búsqueda del consuelo en los demás…
Aquí, allí y allá; antes, ahora y después…
Y esta es la gran condición humana: la esclavitud de su inocencia…

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