miércoles, 16 de mayo de 2007

16 DE MAYO DE 2007

1,05 horas...

Cuando yo era joven –quiero decir, mucho más joven- la política era para mi generación la solución de los problemas sociales que no resolvía la economía. Pero pronto, con el tiempo -y en el tiempo-, se nos desveló lo que verdaderamente conforma la política: un fin en sí mismo, el poder. Y los mecanismos para conquistarlo, ejercerlo y conservarlo, conforman su lógica interna. Y no hay apenas nada más que esos proyectos individuales de carreras políticas más o menos brillantes; eso sí, afortunadamente los ciudadanos eligen a sus principales actores. Pero hagamos historia…
Mi generación nació y vivió en una dictadura hasta que tuvimos la veintena cumplida. Al morir Franco se nos alumbró la restauración de la democracia. Y así, las primeras elecciones democráticas, tras la dictadura de Franco, tuvieron lugar el 15 de junio de 1977. Yo tenía entonces 24 años; es decir, conquistamos la democracia en mi juventud. Y de manera activa.
Y todo fue muy rápido; y todo hubo que improvisarlo…
Por entonces ya se sucedían cainitas luchas internas por el poder dentro del partido socialista; luchas por el poder interno que no eran ni más ni menos que las necesarias para posicionarse de salida hacia el poder real, el de la sociedad civil, pero que disfrazaban con discursos izquierdistas si esa era la consigna o con discursos más socialdemócratas si esta era la consigna necesitada desde arriba.
Arriba del todo estaban Alfonso y Felipe (tengo que reconocer que el que me sedujo fue Felipe, en los Baños del Carmen, en una comida de no más de 50 personas: era el otoño de 1975); y había escalones intermedios: Rafael Ballesteros y Carlos San Juan, en Málaga, Pepote y Pino en Sevilla, Perales y Chaves en Cádiz, etc…
Y tras diversos golpes de estado, vaivenes predemocráticos y diversos intentos de acabar con este proceso de democratización de España, en 1982, el 28 de octubre, ganó Felipe la mayoría absoluta: 202 diputados, como señalaban las encuestas de Alfonso. Y como os he ido señalando, desde 1975 hasta 1982 se suceden luchas cainitas por el poder, local, provincial, regional y nacional. Estas luchas se amortiguan un poco: tras ganar las elecciones generales había muchos lugares donde colocar a la gente, lo que garantizaba que las luchas internas no fuesen tan feroces como antaño. No sólo se gobernaba España; también se gobernaba en la mayoría de las comunidades autónomas y en la mayoría de los ayuntamientos. Nunca el poder real del partido socialista en España fue tan grande como en aquellos años ochenta. Y el partido se convirtió en un partido de gobierno, con lo que conllevaba de abandono de disciplinas internas y de “adaptación a la modernidad democrática” (los cuadros del partido tuvieron que gobernar este país a través de todas sus administraciones públicas; insisto, el poder político del PSOE era enorme). Y, claro, apareció la corrupción. Y conforme se iban perdiendo territorios y administraciones, autonómicas o municipales, volvieron a aparecer las luchas cainitas, los bandos, las miserias humanas. Y ya no había donde colocar a tanta gente; y aparecía aquello de quítate tú que ahora quiero yo ese puesto; y como se habían aprendido ya los mecanismos intrínsecos del poder para, sobre todo, intentar conservarlo, volvieron a aparecer las luchas cainitas que disfrazaban lo que no era sino lucha por el poder pura y dura. Y ahí es donde mi generación descubre la falsedad y la miseria de las actuales estructuras políticas de los partidos políticos; unos, los que viven de eso, de la política, se callan, intentan sobrevivir, y miran para otro lado; otros, abandonan el barco por antiguo, falso y mezquino. Y tras perder el gobierno de España, en 1996, Felipe tira la toalla y se pasa la quina, hasta que el resurgimiento de Alfonso y sus maniobras colocan –de tómbola- a ZP al frente de la llamada renovación (?).
Y si Felipe perdió por errores propios, ZP ganó por errores ajenos. Y en esas estamos...
Mi generación, que depositó en la política todas las esperanzas para solucionar los problemas que no soluciona la economía, ha acabado siendo víctima del poder real: la política tiene su propia dinámica, su propia cultura y su propio mecanismo de conquista, ejercicio y conservación del poder, venga de donde venga y lo ejerza quien lo ejerza. Y ahí no caben las ideologías que sirvieron para empezar a caminar hacia aquella esperanza de cambio y que llamábamos socialismo democrático, pensando que la política resolvería lo que no hacía la economía. Pero no, no caben ahí las ideologías, los proyectos de cambio, las utopías. Ahí solo caben liderazgos fuertes para contrarrestar posibles desvíos reivindicativos, mentiras piadosas por el bien social, políticas liberales en economía que produzcan crecimientos disciplinados y ordenados de los PIB regionales (independientemente de su distribución social), controles de flujos migratorios en contraposición a la permisividad de flujos de capitales, y discursos banales sobre el miedo al terror para así imponer el orden mundial basado en el suprapoder de occidente.
Como vemos, mi generación ha sido decepcionadamente traicionada en sus creencias: la política es sólo poder, y su ejercicio es el ejercicio del poder como fin, no como medio para solucionar lo que no soluciona la economía. Y la evidente derechización del mundo actual sólo viene a corroborar la decepción de mi generación. Todo fue un gran sueño; fue bonito mientras duró.
Todo ha sido una gran farsa…

10,30 horas…

“…Hay tantas cosas, grandes y pequeñas, que es una lástima tener que sufrir para poder mirarlas…”
http://www.ellibrodemarta.blogspot.com/
“Una oda a las pequeñas cosas”, titulaba El PAIS este reportaje sobre un libro que Peridis (su padre) ha editado (el viernes próximo estará en las librerías) recopilando las cartas y los escritos de su hija Marta, que falleció el año pasado, con 32 años, tras una espantosa enfermedad.
Desde el domingo pasado, desde que supe del asunto, tengo ganas de hablar de esto; y desde el domingo pasado, desde que supe del asunto, vengo como no pudiendo detenerme a comentar este asunto: no tenía la suficiente tranquilidad emocional para ello…
Desde el domingo pasado, desde que supe del asunto, no he podido quitarme de la cabeza tanto sufrimiento de un hombre, Peridis, con esa figura de monje medieval que pasea, pero de una agudeza y sentido del humor fuera de lo común, amén de un importante arquitecto. Y sobre todo, de una enorme entrega y consuelo, por lo que he podido leer de Marta sobre su padre.
Y desde el domingo pasado, desde que supe del asunto, no puedo sino homenajear tanto cariño, tanta entrega y tanta pasión para con su hija, en una situación tan difícil como la fatalidad de un camino tan corto hacia la nada…
Pero sobre todo, desde el domingo pasado, desde que supe del asunto, no hago más que alabar la fortaleza de esta criatura que se la llevó la muerte, tan temprana…
Afortunadamente nos dejó estos bellísimos escritos.
Pero, ¡que injusta es la vida!...

12,02 horas…

¡Qué lejos te noto!
Tan lejos como tu aliento.
Tan cerca como tu silencio.
Así te siento.
Así me siento…

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