martes, 17 de septiembre de 2019

UNA FLOR EN EL SUR...

La mañana temprano vino con problemas: no teníamos luz en la urbanización. Llamo a averías de Endesa. Nadie lo había hecho antes: reclamar la falta de suministro. Ya lo hará otro, eso tan español y eso en lo que parece se sigue educando desde la infancia: la competitividad en el trabajo; la desidia en la ayuda y la solidaridad...

Al cabo, llegó la luz tras dos horas largas... Y salí al encuentro programado con ella; la poeta; la que conocí de azafata; la que regresó al Sur que lleva en venas de sangre y memoria...

Y tomamos café; y nos pusimos al día de asuntos; y hablamos de su 'petit enfant'; de su 'crianza' y de la vida y sus asuntos... Y paseamos por un parque con gallinas, cabras, palomas, patos, conejos y otros animales; allí, a los pies de la Biblioteca de Benalmádena, Arroyo de la Miel...

Y en el regreso a casa recordé un verso tuyo, querida Beatriz:

"El rocío es la lágrima que me hizo ser flor" (Beatriz Russo: La prisión delicada. Calambur. Madrid 2007)

P.D. Habrá que repetirlo pronto


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