martes, 3 de septiembre de 2019

MIGUEL GÓMEZ

Hoy hace tres años ya...
Me lo recuerda Facebook, pero no hace falta que lo haga: siempre que llega septiembre me trae algo más que mucha melancolía; me trae la consistente presencia de una infinita soledad que crece y crece con el tiempo, eso que somos y vamos dejando de ser...
Estaba recién llegado de Galicia y me llamó un querido amigo para darme la noticia. Miguel era alguien muy especial en mi vida. Una vida que pronto nos apartó por mor de los trabajos, las mujeres y las ausencias...
Lo he contado alguna vez ya... Miguel y yo vivimos unos años muy intensos en los últimos 70; al cabo, la vida nos separó físicamente... Con los años, y gracias a amigos comunes y a las nuevas tecnologías, lo recuperé...
Anduvo por tierras que amo del norte y vivía por las Canarias, en aquella Isla Bonita que tanto amaba... Y unos años antes de la fatalidad decidió regresar a la península: venía a descansar en su jubileo y a cerciorarse de que no tenía que curarse de nada... Pero ya estaba malito y sabía que aquí estábamos los suyos (yo había regresado a Málaga, al fin), su familia y sus amigos... Sí, estaba malito, muy malito... Y yo sólo intentaba, casi a diario, animarlo; para animarme a mí: me daba tanta pena, tan joven aún, tan disfrutón de la vida, de la naturaleza y sus cosas... Y tan cercanos ya al fin!!!
Sí, yo intentaba animarlo a diario para animarme a mí: siempre tan egoístas los seres humanos!!! Y a mi regreso de Galicia, aquel verano de hace tres años, habíamos quedado para vernos. Cuando pasaran los calores, le dije recién llegado...
Pero los calores no habían pasado y él se me fue en silencio...
Era muy joven aún; y era un hombre decente que amaba la vida. A los dos nos gustaban mucho las mujeres; pero sobre todo, él se emocionaba con las buenas personas; y leía siempre a Cernuda...
Sí, Miguel era alguien muy especial para mí; los años de la última juventud y la primera madurez nos dejan la más grande huella; eran los años de las novias y los asuntos; y aprendimos a amar, con torpeza, pero inevitablemente. Y él amaba mucho; sobre todo, a la vida y sus horas...
Han pasado ya tres años (el tiempo, ese corrosivo personaje que nos persigue como sombra) y sigue siendo muy duro todo esto para mí...
P.D. Fotos: en Nerja, su pueblo; en Benagalbón, donde decidió retirarse; y en Málaga. Por veces voy a verlo en su mar, enfrente del camping por donde anduvo mientras buscaba casa... Un día de estos repetiré la visita e iré a verte, querido Miguel.
Descansa: por aquí seguimos los mismos, pero sin ti...
(Un beso fuerte Maria Angeles... Y besos y abrazos para Pablo y su madre... Nunca el olvido)






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