domingo, 13 de noviembre de 2016

¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO?

La revolución tecnológica ha traído la inevitable globalización comercial y financiera, pero no la globalización política. Los estados del pasado no tienen ya apenas relevancia sobre los poderosos del mundo. Por tanto, hay que hacer política a niveles supranacionales: más Europa y más mundo democráticamente controlado...
Y ante la ausencia de la política, en el sentido tradicional de la ejercida por los actuales Estados, porque no puede ya resolver los complejos problemas del mundo de hoy, es cuando reaparecen los populismos y los nacionalismos, esas caras antiguas del fascismo, y a las que se acogen las asustadas clases medias cuando crece el miedo entre aquellas como consecuencia de la desigualdad social que conlleva toda crisis económica; una realidad económica y social a la que no se puede dar respuesta desde la política de los Estados Nación del pasado...
Se ha globalizado el mundo real pero no se ha globalizado el contrapoder del poder político, un poder político que sigue anclado en los Estados del pasado y en sus obsoletas -e ineficaces ya- políticas anticíclicas.
Problema: ¿quién le pone el cascabel al gato?

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