domingo, 13 de noviembre de 2016

LAS ADELFAS

En el campo de Tolox, el campo de nuestras vidas, la de los míos, hay un arroyo en la vaguada que lo protege, guía y señala un bosque de adelfas fucsias y blancas por donde, cada atardecer, los niños acompañábamos a las ovejas que sacaban Juan El Bote y sus hijos del redil para pastorear y para beber de sus aguas...
Regresábamos ya entrada la noche y volvíamos como después de una hazaña...
Aquellas adelfas se divisaban desde todos los montes y lugares del campo, y también desde el rancho de la casa; al lado, había un viejo chopo que amarilleaba en agosto; y encinas encima de la roca; y almendros dolidos de sol...
Al otro lado, camino del olvido, una hermosa palmera miraba al cielo cada noche, como también lo hacía el ciprés del rancho; ambos, quizás, buscando la luna por si alcanzarla...
Con los años, las adelfas, gracias a su enorme fortaleza y escaso mantenimiento, ejercen como lindes de las direcciones en muchas autovías y autopistas... Una forma de la modernidad para nunca el olvido de aquel arroyo de 'La Vegueta' por donde transcurría, protegido de adelfas, el destino inevitable de sus aguas...
Eran aquellos años donde el tiempo detenido, y donde cada tarde bajábamos a beber con las ovejas al arroyo de las adelfas...


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