Los partidos políticos son instituciones instrumentales que reconoce la Constitución como los únicos vehículos de la representación política de los ciudadanos en un Estado de Derecho. Y como tales instituciones públicas asociativas son financiadas por los poderes públicos.
Los militantes sólo son los administradores de aquellas instituciones-asociaciones, instituciones que son patrimonio del conjunto de la sociedad que los financia y protege...
Y esta ha sido, y es, una de las rémoras que padece nuestra defectuosa e inmadura democracia: la patrimonialización excluyente por parte de sus militantes de los partidos políticos españoles, que son, repito, patrimonio de toda la sociedad española.
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