Los partidos políticos son instituciones instrumentales que reconoce la Constitución como los únicos vehículos de la representación política de los ciudadanos en un Estado de Derecho. Y como tales instituciones públicas asociativas son financiadas por los poderes públicos.
Los militantes sólo son los administradores de aquellas instituciones-asociaciones, instituciones que son patrimonio del conjunto de la sociedad que los financia y protege...
Y esta ha sido, y es, una de las rémoras que padece nuestra defectuosa e inmadura democracia: la patrimonialización excluyente por parte de sus militantes de los partidos políticos españoles, que son, repito, patrimonio de toda la sociedad española.
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Entrar en el desierto es saber que es difícil encontrar agua.
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Lo que no admito a estas alturas de mi vida son lecciones de moral de nadie, salvo de un puñado de personas que forman parte de mi verdad y de mis sentimientos...
Nuestros representantes, políticos o sociales, sólo tienen que hacer una cosa: que cumplan con lo que tienen entre manos que para eso los hemos elegido.
Y aquel que se equivoca gravemente causando un enorme malestar a sus representados, que dimita. Y si mete la mano, se dimite y que sean los tribunales los que castiguen el delito...
Nadie es perfecto porque el sistema, la vida, el mundo no lo son...
Pero lecciones morales, ninguna; salvo, repito, las de la gente que me importa y que forman parte de mi vida.
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