sábado, 23 de julio de 2016

NO, A TI NO TE NOMBRO TAMPOCO

Nos dejamos llevar. Nos dejamos llevar y nos dimos una nueva oportunidad. Pero pronto caímos en el error: no era el mejor momento.
Muy pronto nos arrepentimos de las palabras de entonces; las recuerdo aún… Sólo éramos unos engreídos osados; y maleducados; tanto como no estar preparados para la vida tal como vino y donde, para aceptarnos tal cual éramos, huíamos siempre hacia la nada de todas las derrotas que ya sentíamos cercanas.
Quizás hicimos lo que todos los hombres y mujeres a todas horas hacen: huir de la realidad; pero siempre nos quedó la duda y una cierta compasión hacia nosotros mismos; al cabo, no quedaba nunca nada: todo era páramo y sequedad…
No, no había vida, sólo desdén y pasado. Nunca vimos nada superior a la nada misma; pero, aún así, nos dimos siempre otra oportunidad, porque pensábamos que así se tranquilizaría nuestro intacto y virgen asombro de desconsuelos. Y llegamos, entonces, a sentir una incierta amargura y mucha falta de honestidad entre nos.
Sí, sólo llegamos a sentir que se nos iban los días; y la vida, salvo en imaginarias fantasías; aquellas que no existen más allá de la mentira que nos llevó a la nada; esa nada que ya somos los dos: nuestra toda mentira…


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios