domingo, 17 de julio de 2016

HOY, AHORA, TAMPOCO TE NOMBRO

No nos enseñaron a amar; como tampoco nos enseñaron a ser felices, a intentar buscar algo de tranquilidad y sosiego para poder disfrutar de la vida...
El pudor podía con ellos, y el miedo; las miradas oblicuas y las extrañezas los consumían... 
De los asuntos de la vida no se hablaba; ni siquiera eran urgentes: estaban prohibidos; tanto que al sexo le llamaban carne, y ser feliz era indecoroso y estaba fuera de lugar después de tanto espanto colectivo...
No, no nos enseñaron a amar; ni siquiera a amar la vida...
Y es que, ellos, los que nos tenían que haber enseñado a amar, a ser felices, tampoco habían aprendido a amar y eran unos desdichados que sólo sobrevivían entre miserias, miedos y cobardías colectivas...
Y así, como casi todo en nuestras vidas, tuvimos que aprender a amar a fuerza de errores y fracasos...
Y cuando, al fin, ya creímos saber amar, ya era demasiado tarde para corregir errores...


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