miércoles, 27 de julio de 2016

MUSEOS

He descansado algo; he reorganizado fotos; y he tomado notas por temor al olvido...
Sí, el olvido; y con silencio... Dos grandes temas; dos de los grandes asuntos del hombre... 
El sonido del silencio...
Y el olvido que seremos, eso que decía Borges que era lo único que no existía... Como no existiremos algún día...
Saliendo de El Barco de Ávila, y tras fotografiar la fachada del MUSEO DE LA JUDÍA, pensé en dos cosas:
-¡¡¡Qué pensarán los que traduzcan literalmente la legumbre como mujer de culto judío!!! ¿Habrá en el MUSEO de la JUDÍA judías expuestas tal vírgenes cristianas?
Más tarde pensé en eso del marketing; eso que tanto tiempo me llevó en mi vida laboral:
-¡Cada uno vende su nicho de negocio como mejor puede!, pensé...
Y ya puestos me fui llevando y llevando, y me propuse crear el MUSEO DEL OLVIDO. O quizás, el MUSEO DEL SILENCIO...
El Museo del Olvido sería imposible: sus gestores no sabrían dónde ubicarlo, pues todos, incluidos ellos, habrían olvidado dónde estaba situado...
Pero el del silencio:
-Chis, silencio!!! ¡Que están intentando olvidar el olvido!!!...


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