Me he pasado la vida ejerciéndola tal y como soy y siento; sí, he vivido con esa libertad irrenunciable, la de ejercerme a través de eso que atañe a como soy, y que es invariable, permanente; le llaman carácter, condición, forma de ser, etc, eso que nunca tiene solución de continuidad...
Y así, desde muy temprano he buscado siempre el equilibrio, eso que no existe pero que me incita a buscarlo. Y en todos los órdenes, no sólo el personal; para con los más cercanos, también; y muchas veces, las más -o quizás, todas las veces-, para con lo prójimo y lo menos cercano...
Y así, desde muy temprano he buscado siempre el equilibrio, eso que no existe pero que me incita a buscarlo. Y en todos los órdenes, no sólo el personal; para con los más cercanos, también; y muchas veces, las más -o quizás, todas las veces-, para con lo prójimo y lo menos cercano...
Al cabo, siempre sucedía (sucede) lo mismo: una sensación de derrota, de desgaste personal, de esfuerzo inútil, ante la imposibilidad de conseguir aquel anhelado equilibrio, alguna sombra en su justedad, o aquel, sí, aquel horizonte de gratificación necesario...
Para entonces, todo era (es) soledad, melancolía y una infinita tristeza...
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...Todos llevamos, dentro de nosotros,
un auditorio oscuro
escuchando en silencio alguna historia
de seducción sin esperanza...
un auditorio oscuro
escuchando en silencio alguna historia
de seducción sin esperanza...
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Si alguna vez sentí que te pertenecía, poco duró aquel sentimiento...
Al cabo, todo fue como un espejo roto en el horizonte de un mar lejano y triste donde creí soñarte, en otro tiempo, mía...
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