jueves, 17 de diciembre de 2015

QUE SE DEJEN DE DEMAGOGIA

Ayer, en Pontevedra, el Presidente del Gobierno de España fue víctima de un acto de violencia que hay que condenar siempre sea quien sea nuestro alto representante.
Es verdad que a lo largo de la historia todos los grandes mandatarios han tenido que ir reforzando sus medidas de seguridad; sobre todo cuando en el mundo de hoy cualquiera tiene acceso a casi todo tipo de arma o de tumulto para ejercer la violencia contra aquellos altos representantes, bien políticos, empresariales o sociales. Sin ir más lejos, a Olof Palme lo mataron saliendo del cine; iba sin escolta y como si fuese un ciudadano corriente; a Reagan lo intentaron asesinar, como al Papa Juan Pablo II, o al Presidente Aznar que sufrió un atentado terrorista. Y es por eso por lo que estos altos representantes tienen que llevar escoltas, coches blindados y todo tipo de seguridad...
Pero claro, si decides prescindir de esas medidas para en campaña electoral mezclarte por entre tus paisanos de Pontevedra, pues, eso, que puede pasar lo que le pasó ayer a nuestro Presidente.
Lo que ya no es aceptable es hacer de esta anécdota (afortunadamente, sólo fue eso, una anécdota por un error del jefe de su seguridad y de él mismo por querer hacer demagogia fácil, cuando ha estado escondido toda la legislatura), no es aceptable, digo, hacer de aquel episodio de ayer un "atentado gravísimo contra la democracia", o culpar a Sánchez, como alguna candidata del PP ha hecho, de ser el culpable tras acusar a Rajoy en el debate de indecente...
En suma, a ver si de una vez se dejan de hacer demagogia y asumen que bajar al ruedo de la calle como un ciudadano normal (que no lo son por lo que representan) tiene sus riesgos y lo podemos todos pagar caro.

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